En la Plaza que lleva su nombre, atisbando lejanías infinitas, caracolea el Cid sobre Babieca, en el monumento de Juan Cristóbal.
Burgos tenía una deuda secular con su héroe y en 1955 se saldó. El artista nos presenta a don Rodrigo con la capa al viento, la barba florida como una cascada de discursos épicos y la espada señalando un camino de estrellas.
Paseo Empecinado
09001 Burgos